Cómo puede ser que se borren del alma
las sensaciones grabadas.
Cómo es posible que se vuelva ajeno
aquello que impregnó toda tu vida (excepto 731 días).
Cuándo se han extraviado de tu memoria los pasillos y recodos.
Cuándo se ha vuelto el suelo firme un terreno inhóspito.
Avasallado por sentirte extranjero
la tristeza pesa en los rincones
que hoy eres incapaz de reconocer como tuyos.
¿Cuándo es que sin darme cuenta sucedió todo esto?
Hoy nada es tuyo, nada te es propio,
ni lo de aquí ni lo de allí,
ni lo que moraste ni lo que habitas.
Transeúnte de la memoria y el recuerdo,
pósate en el tercer banco del parque, a la sombra...
sábado, 29 de junio de 2013
miércoles, 19 de junio de 2013
PENSANDO BAJO LA LLUVIA
Y hoy quizá porque la lluvia ha desdibujado todas las siluetas
que estaba formando, porque ha embarrado todos los colores y emborronado las
letras y sus acentos. Quizás hoy, por culpa de la lluvia, todo ha calado en la
tierra infértil y recobra un sentido nuevo o tal vez porque después de una
noche de pesadillas nos queda una agónica necesidad de entender. En cualquiera
de los casos hoy llueve y hoy asocio la necesidad de arcoíris, las pesadillas y
el sentido de lo éxtimo.
Porque ¿qué hay mejor ubicado en nuestra extimidad que las
pesadillas y sueños? esas películas que vivimos y sentimos no-conscientemente y
que son realmente cuerpos extraños que nos revelan lo más íntimo de lo íntimo,
es decir, lo éxtimo. Y al igual que cuando despertamos ansiamos refugiarnos en
nuestros recodos más calmos, cuando llueve y sale el sol, tenemos el frenético
instinto de buscar un arcoíris que nos llene de ilusión.
Hay quienes nunca buscan arcoíris, hay quienes cuando llueve
esperan que un rayo de luz atraviese las nubes para encontrarlo, la verdad es como
si esto dijera tanto de nosotros mismos…
El caso es que ya no voy a hacer un discurso sobre este
curioso concepto que he conocido recientemente que es lo éxtimo, ni voy a hacer una historia sobre el buscador de arcoíris,
ni voy a hacer una sopa de letras con las pesadillas y pescadillas,
empanadillas, ensaladillas, buhardillas ni marisabidillas.
Hoy todo se ha revuelto y os mostraré mi extimidad más allá
de metáforas y teoremas: Arrastrando aún esa terrible sensación de angustia por
los temores incomprensibles que nos aturden en las noches frágiles, es decir,
en esas noches en las que rompes en añicos una y otra vez tus sueños;
arrastrando, como decía, esa sensación espero mientras veo llover por la
ventana ese rayo de luz que desencadene un arcoíris y que me haga sentirme no
sólo una niña, sino una niña esperanzada.
Pero la verdad es que hoy se ha revuelto todo, y lo cierto
es que cuando los colores del arcoíris se revuelven y se mezclan el resultado
es el negro.
domingo, 2 de junio de 2013
MANIFIESTO DE LA CONCIENCIA ENFADADA
Una imagen no vale más que mil palabras.
Porque la imagen es una, las palabras son miles, miles de
emociones, sentimientos, opiniones…. y aunque sea de letras, hasta donde sé,
más de mil vale más que uno.
Subjetividades que nos imponen como objetividades.
Imposiciones de verdades absolutas que nos doblegan.
Detrás de una imagen hay más de mil historias (con sus
millones de palabras) de la que yo me empeño en hacerte creer, sin maniqueísmo
ni politicismos de saldo.
Me niego a dejarme convencer de que lo que veo es
simplemente una única cosa, porque son tantas… me niego a dejarme mediatizar y
manipular por la imagen elegida concienzudamente para hacerme creer lo que
quieran que crea.
Me niego a que no exista un límite, un mero valor para la
manipulación por medio de las imágenes, que deba ser conmovida, impactada,
dolida, herida, que todo valga… que mi ser pueda ser encaminado sin
condescendencia ni misericordia hacia las imágenes que se empeñan en clavarnos
hasta el alma.
Reniego de tener que estar haciendo exactamente eso mismo,
el buscar el cartel impactante que te lleve a mi objetivo.
No me creas, no me hagas caso… desdéñame, quédate sólo con
la esencia, con la límpida raíz que se desdibuja tras los límites casi amorales
de esta sociedad.
¿Sabes qué? Me haré objetora de conciencia de la imagen
manipuladora, narraré la historia y su valor, te impactaré con las puras
palabras que dicen lo que quieren decir sin artificio ni photoshop, sin bandas
sonoras que te ericen el cabello, sin apelar a conciencias ni sentimientos… y quizá
así… si encuentras los minutos necesarios para leerlo y dejarte calar por lo
escrito y te conmueves y te erizo el cabello y las lágrimas te asaltan y te
brota del pecho la necesidad de cambiar este mundo… quizá así, si esto sucede, podré considerar mi
deber bien hecho y cuasiperfecto. Porque la verdad debe ser salvífica.
Pero somos hijos malcriados de nuestro tiempo… y a mis
versos les busco la imagen perfecta: aquella que te llame la atención y te ponga
ante mis palabras, frente a frente y a veces erráticamente predispuesto (pues es
prácticamente imposible encontrar esa exactitud).
Pero somos padres consentidos de nuestro empeño y sé, que si
no pongo una imagen, siquiera vas a leerlo (entonces, pues, mi soberbia puede más que
cualquier alegato o manifiesto).
Así que hoy yo, que los marcos de mi casa están rellenos de versos…
porque no he encontrado las imágenes que quiero que me acompañen, pero sí las
palabras con las que resguardarme, yo que llevo media tarde haciendo lo que no
quiero… me atrinchero.
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