martes, 26 de febrero de 2013

dAmE


“Dame la libertad de no hacer nada
para salvaguardar nuestra total
ausencia de batalla” Gonzalo Escarpa


Libérame de promesas y versos,
de amaneceres y baladas.
Dame la palabra clara,
sin alegoría ni metáfora.
Desde los pies hasta el alma
en árida prosa clavada.
Desde el alma hasta los ojos
sin atisbar más campos ni batallas.
Libérame de cumplidos y poesías
de eternidades y lunas llenas.
Dame la verdad tajante,
sin cuentos ni leyendas.
Desde la boca hasta la conciencia
en furia invadida.
Desde la conciencia hasta el pecho
de pasión arrobada.
Dame la fiereza del que todo ama
y nada posee
Dame el delirio de quien nadie ama
y un verso tiene.
Dame la calma prosaica
de la que ya eres dueño
Desde la clarividencia hasta
la fría yema de mis dedos.
Viólame la rima
hasta quedar exhausta.


viernes, 22 de febrero de 2013


¿Qué buscan los ojos
vidrio empañado (del invierno)?
¿Qué quieren alcanzar las manos
cristales translúcidos (de febrero)?
¿Qué sonido ansía la boca
metal de campana (que a cuartos toca)?

Puedo escribir los versos más absurdos esta noche
porque el desvelo de la jornada me sostiene.
Decir, por ejemplo, que me dueles terriblemente
replicando en lo hondo de la preocupación y la congoja.

Llegará la calma, lo sé,
pero en la tormenta me vuelca la cama,
me atiza el pasado
y me hiere el alma.

Registro el cuaderno de bitácora
para hallar las premisas y reparos,
la parte de culpa y de espanto
y la clave maestra de desandar los pasos.

Llegará la calma, pero mientras tanto,
me aferro a los cantos de una cama
que me vuelca en cada madrugada.

jueves, 21 de febrero de 2013

CON UNO BASTA


Dicen que de los errores se aprende….
¿Pero cuántos errores hacen falta para hacer bien hecho lo que se debe hacer bien?
¿Con uno basta? ¿Tal vez más?
¿Cuánto debe tenerse en cuenta los cambios de condicionantes externos y el contexto para que el primer error ya no sirva de nada a la hora de volver a realizar la misma acción?
Y por otra parte… ¿cuántos errores somos capaces de soportar?
Esto es, tal vez,  muy relativo, dependerá sin duda del grosor y peso, hay errores livianos que se olvidan y hay cargas más pesadas que nos atosigan.
De los errores se aprende… dice la gente. Pero ¿con uno sólo nos basta?
Está bien… depende el caso, no siempre es lo mismo, siempre hay detalles que se escapan… palabras y palabras… hoy sólo ansío aferrarme a la certeza de que con un error basta.

domingo, 17 de febrero de 2013

MEMORIAS DE UNA DESMEMORIADA QUE CONOCÍ EN ALGUNA PARTE


Empecé a latir, eso dicen y a juzgar por los latidos debe seguir siendo cierto, un 22 de diciembre de 1980, siempre me hacen las mismas preguntas y mi madre está cansada de que año tras año (y ya van 32) la pregunte si nací antes del gordo de navidad y a qué hora, pero siempre se me olvida y todos los años, cuando alguien me hace esa pregunta tengo que volver a confirmar los datos con mi madre… quizá debería anotarlo de una vez, pero la verdad, es que llegué y me importa bastante poco si había salido o no el gordo de la lotería, salí yo y a mí eso me basta.
Me bautizaron el 15 de marzo del año siguiente, esto sí lo sé porque lo anoté y lo acabo de mirar (así que he hecho trampas). Poco más puedo contar de los tiernos años de la infancia porque mi madre no sabía que iba a parir una desmemoriada y dejó de anotar cosas en los libros y álbumes, y a mí se me han olvidado sus respuestas.
El resto de vida, son retazos que nunca sabré sin son ciertos o imaginados, porque son imágenes creadas por los recuerdos de otros, o quizá por los míos, o por algún sueño… hay pesadillas de la infancia que aún recuerdo nítidamente.
Luego llegaría lo que ahora llaman preadolescencia, fotografías sueltas de amigas, juegos, muñecas, regalos… curiosamente recuerdo quién me ha hecho casi la totalidad de los regalos que tengo; campos, tierra llena de tabones y piedras, heridas en las rodillas, los codos y la cara, árboles frutales, un pilón, la acequia y sus asquerosos bichos en el agua, rostros de gente que no sé quién es ni cómo se llamaba y como nos sucede a todos, recuerdos de hechos vergonzosos, porque esos jodidamente no se van de la memoria aunque quieras echarlos a patadas, empujones y tequilas.
En la comunión me regalaron un diario, escribí 4 hojas y se quedó olvidado hasta que me di cuenta de que si no escribía lo que me pasaba con los años se me iba a olvidar todo, hasta que me di cuenta de que tenía que aprender a respirar de algún modo.
Después llegaría la adolescencia, el primer amor, podría buscar en los diarios las fechas, pero lo cierto es que si esto son memorias y hay que hacer memoria, eso sería hacer trampas y esta vez no voy a hacerlas. No recuerdo el primer beso, ni el hecho en sí ni el con quien, será que no fue de película, aunque seguramente lo tenga anotado. Si evoco el primer amor sólo me viene una imagen a la cabeza, apenas puedo esbozar muchas más imágenes, pero sé que esa sensación sigue aferrada a mi mano.
La adolescencia… tormentosa y violenta, adolecente, como su etimología indica, en lucha y búsqueda que aún perdura, llena de discusiones, inestables emociones y definitivas verdades.
Mayoría de edad… y el inicio de un paréntesis que duraría 10 años, llena de experiencias nuevas, llena de temores aprendidos y de esperanzas ignoradas, de conjuras y alianzas. Cuando lo evoco también recuerdo la imagen y la sensación de ese primer momento, se han difuminado las palabras y los números, sólo quedan en la memoria los gestos, el entorno y el sentimiento grabado en la piel que humedece mi sexo. Turbulentos años (por lo grandioso y lo nefasto) en los que sin duda amé, pero ante todo me perdí… hasta que me planté y decidí recuperarme, no en vano, me había costado mucho llegar hasta ahí, como para dejarme olvidada por caminos sin futuro alguno.
Y cuando me bajé del tren de lo habitual y lo debidamente correcto me di cuenta de que la estación estaba vacía, que ya todos habían sacado el billete hacia un destino y que con las cuatro cosas que había recogido, no por salir precipitada, sino porque lo demás debía quedarse donde estaba; digo que con las cuatro cosas empaquetadas me quedé de pie al borde de una vía mirando un panel de destinos que me resultaban poco apetecibles y absurdos para mi necesidad; decía que me quedé durante años al pie de la vía, viendo llegar y marcharse rostros, saliendo de vez en cuando de la estación para estirar el alma, y volviendo de nuevo a leer ese monitor de destinos prefabricados y apática ante todos ellos.
Pero al pie de las escaleras de los trenes también se vive, eso sí, acumulando sensaciones accidentales, en tránsito y pasajeras, con el sosiego de la imposibilidad de pertenencia, con la exasperación de atrapar frenéticamente las horas, de beberse los minutos y la furia de extraer de cada impulso no menos de 3 latidos por segundo. Felizmente, aquí sigo, aunque siempre haya revisores entrometidos que quieren echarte de tu sitio con sus preguntas y sus futuros y sus normas sobre lo mundialmente establecido.
Pero a mí no me sirven novelas, son demasiadas palabras, demasiados hechos, nombres, vidas y sus historias que debes recordar … al fin, inexorablemente todo se me diluye y olvida, a mí me bastan dos o tres versos para vivir, un estremecimiento impregnado en el alma y la borrosa imagen de un momento. Mucha gente no lo entienden, se enfadan porque se me olvidan las cosas, dicen que no me fijo, que no me importa nada, que no puedo estar enfadada cambiar de conversación y olvidarme de lo ocurrido, pero yo, a diferencia de ellos, sé lo que a las personas que me rodean les gusta, lo que no les gusta, sus manías y rutinas, cómo colocan esto o aquello, lo que les entusiasma y a lo que tienen miedo, recuerdo sin esfuerzo sus pequeños detalles cotidianos, aunque no recuerde su edad o si hemos hablado de lo mismo o cuando nos conocimos y entro en sus vidas como en un baile, acoplándome a su danza con mi falta de ritmo y oído.
Hace dos hora que me desperté y mientras me desperezaba en mi cama me vino la idea de hacer mis memorias, recuerdo las sensaciones gratas de las horas anteriores pero no ninguna idea, hoy por la mañana entre vuelta y vuelta de un domingo en la cama pensé “memorias de una desmemoriada”, entre medias de esto he ido y venido, he comido mientras escribía, he hecho la cama, sacado la comida a descongelar para mañana, he hablado con amigos, escuchado sus problemas, me he tomado alguna cerveza y fumado unos cuantos cigarros y seguramente mañana me pregunté en qué estaba yo pensando cuando escribí estas palabras.
Definitivamente: en todo y en nada.
No hay más complejidad que la inhabitual simpleza de alguien que he conocido en alguna parte en el letargo borroso y quimérico de una mañana de domingo.

miércoles, 13 de febrero de 2013

- -


Hay acordes que sólo pueden evocar un nombre...
un gesto, un ademán, una danza...
una sonrisa esbozada, perdida, latente.
Y se me enredan en el cuello
las notas de tus dedos,
aferrándose en la cintura
el twist de tu recuerdo.


viernes, 8 de febrero de 2013

INSTANCIA


Estoy guerrera y reivindico y protesto… porque por lo visto, esto es lo que todo el ciudadano español debe hacer hoy en día y como aborrezco las manifestaciones y no tengo tiempo para manifestarme ni hacer pancartas ni himnos… pues lo digo y vomito y reviento.

REQUIERO el derecho a poder pasear por los parques sin tener que ir de una mano atada, a poder circular sin ser un individuo por un perro arrastrada.
RECLAMO el derecho a poder deambular senderos sin tener que escuchar estupideces ni lindezas.
APELO al derecho a caminar, a andar sin tener que ir en chándal y corriendo.
INSTO al gastar suelas y suelos.
EXIJO recuperar la nocturnidad de los parques, que siempre fueron de los solitarios y que ahora por no sé qué leyes y normas universales son propiedad privada de los pares: persona-persona, animal-persona, bicicleta, patín, monopatín-persona, adolescente-botella-porro…
¡SOLICITO recuperar mi banco! con sus árboles, sus hojas secas y miras cortas al río, a favor de mi calma y en perjuicio de los canes que se han apoderado sin permiso de mi piedra, mis hojas, mis árboles y toda la tinta derramada en su tierra.
¡¡PROTESTO encarecida  por el desfalco de la nocturnidad de los parques!!
O en su defecto, que al menos se dignen, y busquen dónde ubicarme.

martes, 5 de febrero de 2013

ANALES (APÓCRIFOS) DEL BESO I



Ayer me han regalado un beso… y me ha hecho tan feliz que lo cuento.

El más dulce, tierno y cariñoso beso en la mejilla jamás contado en la historia de los besos. 
Suave, silencioso y duradero. 
Sutil como la caricia y certero en su búsqueda del centro de las emociones.

Pocos lo entenderán, sobre todo porque en las enciclopedias de los besos no aparece este tipo de ósculo: el beso-down.
Creo que habría que interpelar a los eruditos de la real academia de los besos para que los incluyan con nombre propio, porque verdaderamente son exclusivos, pero cegados por el consumismo y las normas sociales solamente se preocupan por investigar los besos de príncipes, princesas, damiselas y caballeros… y se olvidan de que hay muchos otros que también merecen estar en el catálogo de besos.

Afortunadamente, a pesar de la presión mediática, siguen existiendo sigilosos besos que estrepitosamente te desarman la fiereza.
Felizmente, sigue existiendo quien es capaz de dar el más puro beso en la mejilla a la antigua usanza.
Por dicha, me hace tanta ilusión, que seguiré catalogando los besos “como dios manda”, enfrascando los auténticos y desechando los embusteros y manidos.

"Desde la creación del beso ha habido cinco grandes besos que han sido catalogados como los más puros, los más intensos, los más apasionados de todos los tiempos… este los superó a todos” 
(La princesa prometida. William Goldman)

lunes, 4 de febrero de 2013

TicTacmos


Con un TicTac
por banda sonora
(nada original, por cierto)
Con la premura de lo inmediato.
Con el apremio de los cargos y encargos.
Tic Tac Vivimos
Viv Vav Tictacmos
Bim Bam Bum
¡Bah!
Mejor me callo…