El problema no eres tú,
pero yo soy incapaz
de resolver la ecuación.
Ignoro la incógnita.
Las equis, i griegas y paréntesis
se me amontonan
como la ropa sin planchar
encima de la mesa.
Siempre resolviendo nada.
Avasallada por horas
que se vuelven difusas
según avanza el día.
Obligándome a dejar la mente
en “ruta planificada automáticamente”.
Si no lo piensas no existe.
Y cómo hacer entender
que las matemáticas
nunca fueron mi fuerte,
que jamás se me dio bien
pensar analíticamente.
¡Dejadme en paz!
estoy tratando de resolver incógnitas.
Necesito silencio.
(Y una calculadora de tristezas)