viernes, 23 de junio de 2023

SI TE DICEN QUE CAÍ


Si te dicen que caí,

seguramente sea cierto :

los raspones en los codos,

las rodillas amoratadas.

Examino cada recodo con atención :

las manos sucias,

el alma cárdena.


Si te dicen que caí,

seguramente sea incierto :

las sogas en los tobillos,

alas con losas de contrapeso.

Compruebo cada tara con precisión :

el latir arrollado,

el alma trabada.


No se cae

quien no se yergue del suelo.


Si te digo que me alcé,

creerás que miento.

martes, 20 de junio de 2023

PARA QUE YO ME OIGA

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Neruda.

Actriz secundaria. Escena 8. Toma primera

 

No hay ningún interés por escuchar

lo que yo tengo que decir.

Quizá por eso escribo…

para que yo me oiga.

 

Para que yo me oiga

mis palabras se engruesan con tinta.

 

No hay ningún interés por escucharme,

lo sé, nací con ello,

como una marca de nacimiento

ha ido creciendo conmigo.

Cierto es que hubo años de tratamiento

para reducir tal mácula,

pero siempre vuelve,

brota en mi piel y se cuela en los adentros.

 

Luego miro mis trazos emborronados

en cualquier pedazo blanco

y ni siquiera yo, me reconozco en ellos.

Si algún logro he alcanzado,

si en algo me he realizado,

es en desaparecerme,

en “segundoplanarme”.

No, no aplaudas, no tiene mérito alguno.

 

Para que yo me oiga, para que yo me oiga

canto a pleno pulmón los domingos con la aspiradora

y verseo libres estrofas

que corten el cable amarillo

¿o tal vez era el rojo?

de la autodestrucción resacosa.

 

No quiero momentos de gloria.

Sólo abrir la boca y que no se interrumpa.

Sólo abrir las manos y que caiga un gracias.

Sólo abrir el corazón y que no me lo cosan.

Sólo abrir el alma y que no se me vuele.

 

Para que yo me oiga.

Para que yo me oiga.

¡Para que yo me oiga!

Hacen falta lágrimas frente a un espejo,

porque, afortunadamente,

sigo reflejándome en ellos.

 

Como una marca de nacimiento,

nunca tú, siempre ellos.

 

Finalmente,

y como conclusión,

y aún pareciendo hipócrita,

aclararé que

puedo sentirme orgullosa

por haber logrado

lo que desde pequeña

tanto buscaba.

 

Actriz secundaria. Escena 8. Toma cuarta.


jueves, 15 de junio de 2023

Alrededor



Sentada.

En la mesa.

Con el portátil.

Miro al techo.

Grietas. Telas de araña. Bichos.


¡Calla!

¡Mira al suelo!

Polvo. Ceniza. Manchas.


¡Imbécil!

¡Mira al frente!

Cristales con barro. Una flor erguida. Detrás: un cielo gris.


¡Calla!

Quieta en la media distancia.


lunes, 12 de junio de 2023

La leyenda de los pilares escuchantes

 

Y al principio de todo, existieron los pilares.
 
Sólidas piedras de alturas irregulares,
de tonalidades diversas,
de grosores arbitrarios.

Y fue entonces, cuando transcurrido el tiempo
las personas se congregaron en torno a ellos,
de manera natural y sin hacer mucho esfuerzo.
Alguien, un día, decidió hacer a los pilares un techo,
tejados por donde pululan los gatos
y cagan los pájaros.

Más tarde alguien comenzó a hablar al pilar,
y ahí a la sombra se gestaban
horas de interminables palabras
que se colaban por su piel rugosa.
Hay que observar que
nunca se ha descubierto
hasta qué parte del centro
taladran esas palabras,
ni en dónde se aferran.
 
Y así es como cuentan que nació
la leyenda de los pilares escuchantes.
Me lo ha dicho uno de ellos.