miércoles, 30 de julio de 2008

A MÍ TAMBIÉN ME BASTA

Con el permiso de Ángel González, con la libertad que produce el insomnio, con la embriaguez de las noches sin respuestas, me atrevo a decir que....



Si yo fuese un Dios,
pondría todo el cuidado
para no volver a hacer un ser igual a mí.


Y lo probaría como se prueba
una máquina de segunda mano,
es decir, concienzudamente,
y si alguno de sus movimientos
se asemejara al mío,
lo desharía para crear otro nuevo,
más sencillo, más hermoso,
menos nocivo tal vez,
hasta estar seguro de que sus contrariedades
no iban a trizar corazones,
de que sus controversias
no se iban a combatir hasta las madrugadas,
de que sus incertidumbres
no iban a vacilar el rumbo de lo establecido.


Pero no obstante...
escucho tus silencios,

oigo el sosiego de las alboradas.

Sigo creyendo en ti.

Palpito.


A contrahecho.


Si a ti te basta,

me basta .

miércoles, 23 de julio de 2008

ARMISTICIO

Fatigada de lucharme,
de golpearme hasta desamarme
para volver a armarme;
vencida de insuficiencia
en esta guerra
que ya dura veintitantos años;
subyugada por el asfalto
y quienes lo pisan...

fatigada, vencida y subyugada
asomo por el brocal la cabeza
y digo a quien me crea
que soy esto y lo otro,
que en las letras de mi nombre
se enlaza todo lo que en mí hay de contradictorio,
inconmovibles de mi propia esencia,
creadoras de belleza y de escombros.

Descansada del tedio
de explicarme a cada emoción
para ser entendida;
vencedora de la alborada
que susurra una tregua
a la tremenda noche yerta;
liberada del trigo y la cizaña...

descansada, vencedora y liberada
me alzo en el campo de batalla
y digo a quienes maté en mi disputa
que no pudo ser de otra forma,
que en las sílabas de mi nombre
se allegan y separan las locuras
inefables para mi pluma,
autoras de lágrimas y ternura.



LA PALABRA AHOGADA


Pensaba quedarme escondida
bajo las sábanas,
bajo la manta,
bajo la almohada,
bajo la cama...
a ver si así de escondida
pasaba de largo
la triste mañana.

Pero el alba se cuela
por las tablas de las persianas
y las cucarachas corren a esconderse
en las grietas de las jambas.
El alba se cuela por entre las sábanas,
la manta, la almohada
y llega incluso hasta debajo de mi cama
y me lanza una llorosa lanza
que rompe el cristal de mi ventana.

Entonces comienzan a empaparse
las sábanas, la manta, la almohada
hasta que se inundan los pies de la cama.

Pensaba quedarme escondida
pero me hizo salir una tormenta enajenada,
salí despavorida y olvidé entre las aguas
la palabra.
La palabra flotaba inerte
arrebujada entre las sábanas, la manta, la almohada,
la palabra corría por el desagüe del oprobio
de debajo de mi cama.

Pensaba quedarme escondida
y tuve que exhibirme callada.






lunes, 21 de julio de 2008

HAY QUE

Clavo los dedos en el fondo del pozo
y lanzo por su brocal
el cieno pegajoso,
para ver si vacío de lodo
encuentro en el fondo
la palabra redentora.

¿Dónde están esos calderos
para extraer el fango?
porque ya tengo mis dedos
sangrantes de escarbar
el barro de mi oprobio.

Hay que arrancarse la boca,
hay que cortarse las maños,
hay que sajarse las plumas,
hay que menguarse hasta desvanecerse,
hay que llorarse hasta deshacerse,
hay que resollar hasta que henchido de aire
sea imposible seguir respirando,
hay que atragantarse con la palabra atroz,
hay que ahorcarse con el esparto
de los sentimientos improcedentes.
Hay que excavar hondo, muy hondo
hasta darte cuenta de que es inhabitable,
Hay que dragar muchos pozos
hasta saber que se desploman los muros
con las tempestades del alma.

Hay que asfixiarse bajo el barro
para comprender el silencio del pozo.





miércoles, 16 de julio de 2008

DISTRACCIÓN

Ando tan distraida que he perdido la pluma,

no sé si se me ha quedado en el fondo del pozo

o si acaso se ha escondido entre la madeja de desenredo.

Estoy tan distraida que he perdido tu vereda,

que tus huellas se han desdibujado,

que miro a mi alrededor y todo me es extraño.

Ando tan distraida que no sé por dónde me hallo.

Vago tan distraida que soy incapaz de encotrar

las palabras con las que me atraganto,

el sentir que me atora en el quebranto.
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martes, 8 de julio de 2008



Déjame deshacerme.
Deshilarme hasta llegar al principio del ovillo raído.
Desamordazarme de la tundra
y correr hasta el umbral
de la triste penumbra.
Déjame desecharme,
desnudarme de sueños vacuos,
desliarme de futuros y miedos.
Líbrame del desquicio del presentimiento
sin rostro ni dueño.
Déjame desamordazarme
para gritar en el silencio del estío:
destrózame, destrúyeme,
desámame si es preciso,
destiérrame o desentiérrame
lo que sea para saber que te existo.