martes, 30 de octubre de 2012

TRAS LA TEMPESTAD


Dicen que después de la tempestad llega la calma, y así ha de ser, pero lo cierto es que no sabemos en qué orilla vamos a despertar.
Tal vez los existencialmente reiterativos despierten en la misma orilla de siempre una y otra vez, haciendo que tanto esfuerzo para sobrellevar la tormenta no haya servido para nada.
Tal vez, los vitalmente inconformistas, amanezcan en orillas insólitas, en arenas movedizas y algas salvavidas.
Dicen que siempre llega la calma…
Pero no siempre en esa calma nos invade una sensación de sosiego.
Debe existir ese minúsculo instante en el que al cerrar los ojos y sentir que ya todo pasó, sepas que algo ha cambiado, que se abre un nuevo horizonte ante tu mirada, aunque bajo tus pies esté la misma arena de todos los días, de todos los años, de toda una vida.
Porque si no la lucha contra la marea es inservible.
La vida siempre gana.
La resaca siempre lastima.