Hay días tsunamis,
donde todas las emociones se te vuelcan encima
arrastrándote mar
a dentro de un lugar desconocido: tú mismo.
Pero, ay, cuando
la tormenta dura meses…
entonces ya ni la
tierra ni la almohada empapan la lluvia,
ni los ríos mantienen
sus cauces,
ni los árboles
sostienen sus ramas,
ni las piernas
sostienen tu andar.
Bienvenido otoño.
Mi casa es tuya... septiembre me ha dejado a la intemperie.