martes, 29 de abril de 2014

REBOTALABRAS

Y al cerrar la puerta descubrí que todo estaba lleno de palabras.

Rebotaban contra las paredes vacías y deslizándose por mis rizos se precipitaban entre los lomos de los libros.

Intente alejarlas a soplidos, estornudos y manotazos, pero livianas flotaban alrededor de la bombilla y regresaban a acurrucarse entre mis dedos.


Finalmente (no me lo tengas en cuenta) tuve que abrir la ventana a ver si el aire fresco de una madrugada de abril las resultaba más apetecible que andar rebotando entre mis cuatro paredes y mis oídos maltrechos.