lunes, 25 de enero de 2010

DESENCAJADOS

Si se rompieron los brazos
de tanto darles cuerda,
los míos de tanto alzarlos
se me han desencajado de la tierra.
Busco con ansias un infinito,
una eternidad en la tierra,
algo que me haga sentir vivo
y que enraizándome me ice
como mástil y bandera.
Escudriño un sentido
en el sin sentir de la vida,
me afano en hallar el criterio divino
pese a sólo sentir la condena de lo humano.
Me cansé, es cierto,
dejé de luchar, de aferrar espadas,
de matar y asesinarme,
pero seguí sangrando las manos
por las ansias de asirte
aunque ya mis brazos
estuvieran desencajados.

domingo, 24 de enero de 2010

A PUNTO DE CAER

de Blas de Otero

Nada es tan necesario al hombre como un trozo de mar
y un margen de esperanza más allá de la muerte,
es todo lo que necesito, y acaso un par de alas
abiertas en el capítulo primero de la carne.


No sé cómo decirlo, con qué cara
cambiarme por un ángel de los de antes de la tierra,
se me han roto los brazos de tanto darles cuerda,
decidme qué haré ahora, decidme qué hora es y si aun hay tiempo,
es preciso que suba a cambiarme, que me arrepienta sin perder una lágrima,
una sólo, una lágrima huérfana,
por favor, decidme qué hora es la de las lágrimas,
sobre todo la de las lágrimas sin más ni más que llanto
y llanto todavía y para siempre.


Nada es tan necesario al hombre como un par de lágrimas
a punto de caer en la desesperación.